Después de la pandemia COVID-19, una de las tareas pendientes para los países es la reforma de los sistemas previsionales. En este sentido, llevar a cabo nuevas reformas adquiere especial relevancia, no solo para mejorar la sostenibilidad financiera a largo plazo, sino también para garantizar que los aportantes obtengan mejores rendimientos y beneficios. En este contexto, surge la pregunta: ¿es suficiente centrarse únicamente en el afiliado, o se requiere un enfoque más amplio para reformar el sistema de pensiones?
En el caso peruano, las personas que desean afiliarse al sistema de pensiones pueden optar entre el Sistema Nacional de Pensiones (SNP, conocido como ONP) y el Sistema Privado de Pensiones (SPP, conocido como AFP). El SNP es un sistema solidario, mientras que el SPP se basa en cuentas individuales, donde los afiliados aportan mensualmente una parte de su salario a su fondo de pensiones. Sin embargo, una de las principales preocupaciones es que los aportes realizados no aseguren una pensión adecuada. En este contexto, considerando que la tasa de aportes se mantiene constante en los próximos años, la única manera de mejorar el fondo de cada aportante será generando una mayor rentabilidad de los fondos de pensiones.
Por ello, la incorporación de nuevos agentes al mercado permitiría aumentar la competencia, lo que podría traducirse en mayores rendimientos para los aportantes. Por ejemplo, en una primera etapa, un aumento en el número de competidores podría dar lugar a un esquema de competencia tipo Bertrand*, es decir, competencia en precios, lo que podría ayudar a reducir las comisiones**. Posteriormente, se podría implementar un sistema de competencia tipo Cournot*** para asegurar la sostenibilidad del sistema, donde la competencia se centraría en la cantidad (tamaño del fondo) en lugar de en los precios.
En este contexto, llevar a cabo una reforma de pensiones es crucial en un mundo postpandemia, donde la sostenibilidad financiera de estos sistemas y el bienestar de los afiliados deben ser prioritarios. La incorporación de mayor competencia se presenta como una herramienta poderosa para alcanzar estos objetivos, beneficiando directamente a los afiliados al mejorar sus rendimientos y reducir costos. Sin duda, este es un tema que debe abordarse desde múltiples perspectivas. Por lo tanto, en los próximos años será fundamental seguir mejorando los sistemas de pensiones, asegurando su capacidad de adaptarse a nuevas realidades económicas y sociales, y garantizando una mayor seguridad social para todos los aportantes.
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Autor: Alexander Javier Gonzales es estudiante del 2do año de la Maestría en Ingeniería Económica en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Sus intereses de investigación se centran en el Sistema de Pensiones, política y sostenibilidad Fiscal.
* En el modelo de Bertrand, las AFP competirían en precios, fijando simultáneamente las comisiones que cobran a los aportantes. Esta competencia en precios podría resultar en comisiones más bajas, beneficiando a los aportantes al maximizar sus rendimientos a través de costos reducidos en sus aportes.
** En este escenario de competencia de precios, el precio estaría vinculado a la comisión que las AFP cobran a los aportantes. En un contexto competitivo, las empresas "lucharían por atraer a los aportantes mediante comisiones más bajas"; sin embargo, esta competencia tendría un límite en términos de eficiencia, ya que, una vez alcanzado cierto umbral, las empresas podrían considerar retirarse del mercado.
*** En el modelo de Cournot, las AFP competirían en la cantidad de fondos que gestionan, decidiendo simultáneamente cuánto ofrecer a los aportantes. Este enfoque podría fomentar un equilibrio donde cada AFP maximiza su beneficio considerando la decisión de las demás, lo que podría llevar a un tamaño de fondo más sostenible en el largo plazo.
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