La sostenibilidad fiscal[1] es uno de los dos pilares de la estabilidad macroeconómica (junto con una inflación baja y estable), y también es condición necesaria para que la política fiscal pueda tener efectos positivos sobre el crecimiento y el bienestar de un país. La sostenibilidad fiscal de un país se evalúa principalmente a través de la dinámica de su deuda pública. De esta manera, un país tiene un mayor grado de sostenibilidad fiscal si tiene una deuda pública baja y estable[2]. Por el contrario, un país con una alta deuda pública y con tendencia creciente tendrá desequilibrios macroeconómicos que conllevan a bajos niveles de crecimiento económico y de bienestar.
De acuerdo con FMI (2024a) y FMI (2024c), el contexto macroeconómico y fiscal a nivel mundial para los siguientes años presenta diversos desafíos que están caracterizados, entre otros, por:
Menores niveles de crecimiento económico respecto de pre-pandemia. Ello está relacionado principalmente con la desaceleración de la productividad, en un contexto de presiones demográficas que reducirían la población activa a nivel global.
Mayores niveles de deuda pública respecto de pre-pandemia. Por ejemplo, según cifras del FMI, la deuda pública promedio de países emergentes se incrementó de 55% del PBI en 2019 a 69% PBI en 2023 y se espera que continue con una tendencia creciente llegando a 79% del PBI en 2029.
Presiones a mayores déficits fiscales en los siguientes años. Ello debido a la tendencia a menores ingresos fiscales (los menores niveles de crecimiento de las economías conllevan a que los ingresos fiscales también tengan una tendencia decreciente en ausencia de medidas de política tributaria) y a presiones a un mayor gasto público.
Por otra parte, diversos estudios como los de FMI (2024b), FMI (2024c), FMI (2024d), Eguino et al. (2024) y Zhao et al. (2023) señalan que las acciones de política fiscal serán cruciales en los siguientes años para impulsar un crecimiento económico sostenido al abordar adecuadamente diversos asuntos como: mitigación de los impactos negativos del cambio climático, reducción de la pobreza, cambio de la pirámide poblacional, mitigar posibles impactos negativos del desarrollo tecnológico ligado a la inteligencia artificial, entre otros.
Considerando los desafíos macroeconómicos y fiscales presentados previamente, y la relevancia de las acciones de política fiscal para los siguientes años, es importante que los países emergentes preserven su sostenibilidad fiscal (condición necesaria para que la política fiscal tenga impactos positivos en la economía). Para ello, los estudios mencionados previamente consideran las siguientes recomendaciones de política:
Reducir los déficits fiscales. El déficit fiscal es uno de los principales componentes de la dinámica de la deuda pública. Por ello, menores déficits fiscales (o incluso superávits fiscales) contribuirán significativamente a contrarrestar la tendencia creciente de la deuda pública.
Incrementar los ingresos fiscales permanentes. Ello con el objetivo de reducir los niveles de déficits fiscales y también brindar mayores recursos para gasto público prioritario. Para tal efecto, las medidas estarían orientadas a modificaciones de tasas impositivas, y medidas de gestión tributaria para reducir los niveles de evasión y elusión[3].
Incrementar la eficiencia del gasto público. Ello con el objetivo de reducir los niveles de déficits fiscales, también brindar espacio para gasto publico prioritario e incrementar la efectividad del gasto público para conseguir los objetivos planteados. Entre las principales medidas se encuentran la reducción de subsidios ineficientes, la mejora de la gestión de compras públicas y de la eficiencia en la gestión de la inversión pública, entre otros.
Medidas para incrementar el crecimiento potencial del PBI. Ante las perspectivas moderadas de crecimiento en el mediano plazo, será relevante reducir la informalidad, impulsar el desarrollo del capital humano y físico, entre otros. Un mayor crecimiento potencial de la economía permitiría incrementar los ingresos fiscales permanentes y reducir las demandas de gasto público social, lo que en suma contribuye a reducir los déficits fiscales.
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Autor: Ian Carrasco es estudiante del 2do año de la Maestría en Ingeniería Económica en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Sus intereses de investigación se centran en macroeconomía y politica fiscal.
REFERENCIAS
o Balassone, F., & Franco, D. (2000). “Assessing Fiscal Sustainability: A Review of Methods with a View to EMU”. Banca d’Italia.
o Carrasco, I., & Sanchez, J. (2023b). “Sostenibilidad fiscal del Perú pre y pos COVID-19”. Moneda, 192, 36-46. Banco Central de Reserva del Perú.
o Comisión Económica para América Latina y el Caribe - CEPAL. (2024). “Estudio Económico de América Latina y el Caribe”.
o Eguino, H., Alvarenga, M., & Gonzales, L. (2024). “Situación de las políticas fiscales para la acción climática”. Nota Técnica. Banco Interamericano de Desarollo.
o Fondo Monetario Internacional - FMI. (2024a). “World Economic Outlook April 2024”.
o Fondo Monetario Internacional - FMI. (2024b). “Regional Outlook April 2024”.
o Fondo Monetario Internacional - FMI. (2024c). “Fiscal Monitor October 2024”.
o Fondo Monetario Internacional - FMI. (2024d). “Regional Outlook October 2024”.
o Zhao, X., Guo, Y., Liu, Z., & Xiu, A. (2023). “Boosting green recovery: the impact of green fiscal policy on green total factor productivity”. Economic Change and Restructuring. Springer, vol. 56(4), pages 2601-2619, August.
Notas:
[1] De acuerdo con Balassone y Franco (2000), la sostenibilidad fiscal se refiere a la capacidad de un Estado para sostener sus gastos, impuestos y políticas de largo plazo sin caer en la insolvencia o el default de su deuda pública. De esta forma, la sostenibilidad fiscal se relaciona estrechamente con la sostenibilidad de la deuda pública.
[2] La sostenibilidad fiscal también se evalúa a través de la composición de la deuda pública y de su disponibilidad de ahorros fiscales. Para un mayor detalle, se sugiere revisar Carrasco y Sánchez (2023).
[3] Según CEPAL (2024), el incumplimiento tributario en América Latina representó alrededor del 7% del PBI regional en 2023.
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